Al final de este texto te compartiré un secreto.
La magia es una emoción provocada por un momento que no entendemos del todo. Puede surgir en cualquier momento: un encuentro inesperado con un amigo, un atardecer compartido o el asombro de un niño al descubrir los regalos de Navidad. Día a día, nos ocurren situaciones que no tienen una explicación sencilla, pero que aún así disfrutamos. Los magos hemos perfeccionado el arte de crear estos momentos, ocultando fragmentos de la realidad para que experimentéis el vértigo de lo desconocido. Esto nos define como ilusionistas, artesanos de momentos que producen la emoción a la que llamamos magia. Vosotros, como espectadores, sois la otra mitad de la ecuación y dais sentido a nuestra obra.
La revelación del secreto transforma el significado de esa emoción. La magia se disuelve, dando paso a otro tipo de sentimientos: admiración, respeto o sorpresa, pero no magia. Una vez desvelado, el asombro no crecerá como una semilla en nuestra memoria ni alimentará futuras conversaciones sobre un evento imposible.
El ilusionismo es un arte único porque cuenta con un ingrediente secreto, invisible para el público. Si compartimos el mecanismo que hay detrás de una ilusión, educamos al espectador a renunciar a la magia a favor de la comprensión. La escuela española de magia utiliza el término ‘juego’ en lugar de ‘truco’ para preservar la integridad de la experiencia y evitar que se reduzca a un mero rompecabezas con solución. Al exponer el secreto, reducimos el momento a una simple fórmula, privándolo de su capacidad de germinar como un recuerdo mágico.
Pienso que no existe truco cuyo secreto sea más bello que el efecto mágico que provoca. Algunos trucos son simples, pero incluso un pequeño secreto puede encerrar una gran pregunta. Estas preguntas se convierten en historias que deseamos compartir porque nos enfrentan a una realidad recién descubierta.
Al igual que la verdad, el misterio puede ser doloroso. Quizá no deberíamos pensar en revelarlos, sino en disfrutar lo desconocido y lo que nos hace sentir. Ya tenemos suficiente con el viaje de la vida, un secreto en sí mismo… hasta que el truco de magia final nos sorprenda.
¿Qué secretos guardas tú?
PD: Si estás leyendo esto sin haber leído el texto, este secreto es para ti: la magia está en la profundidad de las cosas. No hay atajos. Nos vemos arriba 😉